Jess está a punto de tener sexo con otra persona que no sea Spencer en 6 años, se cree preparada y tiene a un paciente Paul esperándola en la cama. Sin embargo, no pudo quitarse de la cabeza a su ex novio por lo que pospone su encuentro romántico. Al comienzo de un nuevo día, Nick torna como una experiencia traumática una simple visita a la estética por un corte de cabello; Schmidt compite con Beth, una compañera de trabajo, un cubiculo de mayor espacio así que se auto invita al Baby Shower de la jefa para tratar de convencerla. Jess le pide ayuda a sus compañeros, no sin antes descubrir en la laptop un repertorio de vídeos pornográficos que la dejarán con más dudas y temores.
Llega la hora inevitable, Nick se sigue resistiendo y prefiere hacerlo por su cuenta, a pesar de las recomendaciones de Winston; Schmidt busca relacionarse en una fiesta de mujeres y Jess transforma su personalidad para convertirse en una dominatrix multifacética ante el estupor de un consternado Paul.
Pues la serie no baja el pistón, sigue con la costumbre de convertir situaciones cotidianas, en cualquier otro contexto, en una epopeya; lo más ridículo es origen de traumas (ahora le tocó a Nick), lo normal con una pequeña modificación se vuelve peculiar (Schmidt siendo el único hombre en su trabajo, sin contar lo sucedido en el Baby Shower) y la rareza se ve tan ordinaria (todo lo que haga Jess).
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