miércoles, 6 de febrero de 2013

Ruby Sparks, enamorarse es un acto de magia

"One may read this and think it's magic, but falling in love is an act of magic"

Como lo dice Calvin Weir-Fields (Paul Dano), escritor protagonista de la historia, omitiré ciertos detalles: su nombre, señas particulares y fecha de nacimiento. Pero contrariamente a él espero que sí lea este pequeño escrito.

Enamorarse en sí, es un acto de magia como bien lo dice el joven Weir-Fields. Es algo que "de pronto" sucede, aunque en el caso del escritor luego de vivir duras decepciones decide escribir acerca de una chica de la cual prontamente se enamora en sus sueños. Lo notable es que su personaje cobra vida. Ruby Tiffany Sparks (Zoe Kazan) aparece un día en su cocina tal y como la imaginó. La magia comienza a surgir por lo que se siente pleno, sabe lo que le gusta a su incipiente pareja: conoce sus viejas relaciones, su pasado, pasatiempos, absolutamente todo por el simple detalle que él la inventó, no hay secretos. No creo conocer persona que no quiera ser como Calvin, inventarse una mujer a su medida; poder controlarla a su antojo, borrar lo que le parece mal, modificar su conducta en cuanto le harte y, principalmente, saberse necesario para su pareja, prácticamente no ser su fuente de felicidad sino la felicidad misma. Sin embargo, eso le quita un punto esencial a la relación, las diferencias porque gracias a estas, las personas se enriquecen, aprenden de sus errores y maduran.

No soy escritor, escribo como hobbie, sueño para descansar e inventó simplemente ocurrencias para divertir a mis conocidos. La historia comienza cuando llegué a un nuevo trabajo donde tenía la particularidad del horario el cual era subnormal, laboramos mientras toda la ciudad duerme. A los tres días como si se tratara de la cocina de Calvin, encontré a una mujer, a una compañera nueva. No la escribí, no la había imaginado previamente, mucho menos sabía cómo se llamaba. En lugar de tener una reacción psicótica como el protagonista de la película, sólo tuve un "Hola" para el hallazgo. Los días transcurrieron, poco a poco fui conociendo de ella, con la aclaración de que "mi Ruby" casi siempre iniciaba las conversaciones. La magia no surgió instantáneamente tampoco hubo química de artista-musa, éramos dos personas muy diferentes que de apoco fueron encontrando puntos en común. Cada quien en su mundo, o mejor dicho,  formábamos parte de distintos capítulos del libro.


El Amor como enamorarse no necesita ser necesariamente con la "chica" o "chico" de tus sueños, como bien dicen la realidad supera la ficción aunque si el escritor aficionado hubiera imaginado como Calvin, el momento en que conocería a su Ruby, qué vestido tendría, en dónde la iba a encontrar, que diálogos cruzaría con ella, no hubiese sido tan perfecto como ocurrió; el momento del primer beso, cuando descubrió que la compañera de trabajo no era cualquier mujer, era SU RUBY.

Hay personas que se "flechan" desde el primer momento, nosotros de ser compañeros de trabajo, nos convertimos en amigos, para ser un poco más cercanos al punto de tenernos confianza y cuando la magia apareció, ya no se extinguió. Al contrario de Calvin, cada cosa que me molestaba de ella, no corría a la máquina de escribir para borrar esa conducta, tampoco pensaba sólo en mí. A pesar de la cortisíma experiencia en estos menesteres, buscaba lo que considero el principal rector en una relación: pasarla bien. Al transcurrir de los meses no era necesario soñar con Mi Ruby, paradójicamente por el trabajo no dormíamos en las madrugadas, pues no era necesario cerrar los ojos para imaginármela, la veía todas esas noches de desvelo.


Para encontrar a mi Ruby no fue necesario acudir al psiquiatra para que me obligara a escribir algo por un bloqueo creativo tampoco tuve que pasar terribles desilusiones amorosas que me traumatizaran, ni manipule a placer a nadie o evité que persiguiera su crecimiento como persona; precisamente ahora ella se marcha de ese lugar (y como lo escribí hace algún tiempo en la entrada: "Lost in Translation, dos miradas a la soledad"), ese extraño sitio que compartíamos.


No diré detalles de mi Ruby, únicamente ella sabe quién es y que al igual que la cinta que me ha inspirado puedo confirmar que para mí, enamorarse es un acto de magia capaz de hacer cambiar de opinión a un solitario, y que esta historia mágica cerró solo uno de sus capítulos porque vendrán mejores ya que faltan bastantes, muchísimas hojas para llegar a un punto final. Y lo mejor es que no necesité una máquina de escribir.

Para mi Caramelito..


2 comentarios:

  1. Lloro cual magdalena... ¿Qué más puedo escribir?

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  2. ¿Sabes qué sería genial? Que escribieras que la Ruby real llorara cada fin de semana, al despedirse de su creador -_-

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